domingo, 10 de julio de 2011

SIMON RODRIGUEZ

República Bolivariana de Venezuela

Universidad Pedagógica Experimental Libertador

Instituto Pedagógico de Barquisimeto

Luis Beltran Prieto Figueroa













SIMON RODRIGUEZ













Profesor Asesor: Jorge José Peréz Valera


Curso: Sistema Educativo Venezolano

Participantes:

Danny Garmendia  C.I: 16.737.156 Email: lagugi_jm@hotmail.com

Diosymar Yepez C.I: 20.010.263 Email: Diosi_taty@hotmail.com




Presentación del Tema

      En la educacion de Venezuela han sido muchos los pensadores y autores que han aportado algo a ella, entre estos tenemos a Luis Beltran Prieto Figueroa, a Andrés Bello, Paulo Freire entre otros.

   En el presente trabajo se dará a conocer un poco mas acerca de la vida, obra y aportes educativos de uno de los mas grandes maestros de la historia como lo es Simón Rodríguez quien fue maestro de nuestro Libertador y el cual lo incentivo a ser el gran hombre que fue, es por ello que aquí se presentara su biografía, obras de relevancias, aporte y planteamientos hacia la educacion entre otros, con la finalidad de dar a conocer información que muchas no se sabe y que es importante para el desarrollo de la historia de nuestro país.























SIMÓN RODRIGUEZ

¿Quién es o fue el autor a estudiar?

 El autor fue Simón Rodríguez quien fue uno de los intelectuales americanos más importantes de su tiempo, destacando por su profundo conocimiento de la sociedad hispanoamericana, el cual posteriormente trasmitirá a Simón Bolívar al desempeñarse como su maestro y mentor. En cuanto a su vida familiar es poco lo que se sabe, se dice que nació en Caracas el 28 de octubre de 1769. En mayo de 1791 el Cabildo de Caracas lo admite para ejercer el cargo de maestro en la escuela de primeras letras para niños, lugar al que llegará al año siguiente Bolívar para iniciar su educación. En junio de 1793 se casa con María de los Santos Ronco, acto en el cual se declaró "Expósito de esta feligresía", término que se solía y se suele utilizar para designar a aquellas personas abandonadas por sus padres. Dos años después, tras fugarse el niño Bolívar de la casa de su tutor, es enviado a casa de su maestro Simón Rodríguez quien se encargará definitivamente de su formación. Durante este tiempo Rodríguez fue ganado a la causa independentista debido a la lectura de los pensadores de la Ilustración; por lo que en 1797 se ve vincula al proyecto de emancipación inspirado por el pedagogo mallorquín Juan Bautista Picornell, en asociación con los venezolanos Manuel Gual José María España. Luego del descubrimiento y fracaso de esta primera tentativa revolucionaria, Rodríguez es expulsado de Venezuela, donde no regresará jamás. En 1797 luego de su salida de Venezuela, se traslada a Kingston (Jamaica) donde residirá por algún tiempo y en el que cambiará su nombre por el de Samuel Robinson. Posteriormente, viaja a Estados Unidos donde vive hasta fines de 1800, y en abril de 1801 se halla en Bayona (Francia), de donde pasa a París y allí traduce, ese mismo año, la Átala de Chateuabriand. En esta ciudad se encuentra de nuevo con Simón Bolívar en 1804, convirtiéndose a partir de este momento en una figura decisiva en el rumbo que tomará la vida del futuro Libertador de América. En tal sentido, juntos parten en abril de 1805 a un viaje que los llevará a Lyon y Chamberí para luego atravesar los Alpes y entrar a Italia. En Milán presencian la coronación de Napoleón Bonaparte como rey de Italia. Finalmente, la gira culmina en Roma, donde el 15 de agosto del mismo año, Bolívar, junto a Rodríguez y Fernando Toro, jura dedicarse por completo a la causa de independencia de Hispanoamérica.  Luego de una breve visita de Bolívar a Nápoles retornan a París hacia fines de 1805, separándose tiempo después. En 1806 inicia un largo peregrinar por Europa, viviendo en Italia, Alemania, Prusia, Polonia y Rusia; que culmina en 1823 cuando llega a Londres donde se encuentra con Andrés Bello, emprendiendo ese mismo año el retorno a América. Al continente americano ingresa por Cartagena de Indias, retomando además su nombre Simón Rodríguez. Con la ayuda de Francisco Paula Santander, ordenado por Bolívar, Rodríguez marcha a unirse con él, emprendiendo por Cartagena el viaje a Perú a través de Panamá y Guayaquil, llegando a este último puerto a fines de 1824 o principios de 1825. A su paso por Ecuador dejó importantes obras: en La catunga dicta clases de agricultura y botánica en el Colegio Nacional; en Quito presenta al Gobierno un Plan de colonización para el Oriente de Ecuador y en Ibarra, funda una "sociedad de socorros mutuos". En 1825 Bolívar lo recibe en Lima y lo incorpora de inmediato a su grupo de colaboradores directos. En noviembre de este mismo año, Bolívar lo nombra "director de Enseñanza Pública, Ciencias Físicas, Matemáticas y de Artes y director general de Minas, Agricultura y Caminos Públicos de la República Boliviana". El 7 de enero de 1826 Bolívar regresa a Lima y Rodríguez permanece en Bolivia, siendo ésta la última vez que se ven. En 1826 renuncia a sus cargos en Bolivia, por no congeniar con el mariscal Antonio José de Sucre presidente para ese entonces de dicha nación. Por tal motivo, se marcha a Arequipa donde publica en 1828, el Pródromo de la obra Sociedades Americanas en 1828, texto en el que igual que otros escritos suyos, insiste en la necesidad de buscar soluciones propias para los problemas de Hispanoamérica, En 1830 aparece su libro El Libertador del Mediodía de América y sus compañeros de armas, defendidos por un amigo de la causa social, el cual era un alegato a favor de Bolívar. En septiembre de ese año, circula su ensayo científico Observaciones sobre el terreno de Vincocaya, en el cual destaca aspectos sobre la conservación de la naturaleza, la economía y la sociedad. Aunque no existen datos precisos al respecto, es probable que en 1831, hubiese contraído nupcias por segunda vez en Perú con Manuela Gómez. De Lima se traslada en 1834 a Concepción (Chile), acepta la dirección de una escuela y publica su libro Luces y virtudes sociales ese mismo año. Seguidamente se edita en la misma ciudad el Informe sobre Concepción después del terremoto de febrero de 1835. Tras visitar Trilaleubu y Monteblanco (1836) y Tucapel (1837), Rodríguez se encuentra por segunda vez con Andrés Bello, en Santiago de Chile. En Valparaíso reedita Luces y virtudes sociales (1838) y pública artículos en el periódico El Mercurio. En 1842 se encuentra en Lima, donde reedita su obra Sociedades americanas en 1828. En los años finales de su vida Rodríguez va a Guayaquil, donde se perderá buena parte de su obra en un incendio ocurrido en dicha ciudad. En 1853 emprende de nuevo viaje al Perú, lo acompañan su hijo José y Camilo Gómez, compañero de este; será Gómez quien lo asistirá en el momento de su muerte; ocurrida en el pueblecito de Amotape. Setenta años después de su deceso, sus restos fueron trasladados al Panteón de los Próceres en Lima, y desde allí, al siglo justo de su fallecimiento, fueron devueltos a su Caracas natal, donde reposan en el Panteón Nacional desde el 28 de febrero de 1954.

¿Cuál ha sido sus obras escritas?

Educación Popular.

El suelo y sus habitantes.

Tratado sobre las luces y las virtudes sociales.

Defensa de Bolívar.

El Libertador del Mediodía de América.

Sus compañeros de armas defendidos por un amigo de la causa social

¿Qué Instituciones o experiencia ha creado?

En su “Estado Actual de la Escuela y Nuevo Establecimiento de Ella”, escrito en 1791, Simón Rodríguez presenta detalles acerca de la organización de una Escuela de Primeras Letras para la ciudad de Caracas. Hay algunas ideas en esa propuesta que encuentro sumamente interesantes. Una está relacionada con el tamaño de la escuela y su distribución en la ciudad. Propone Rodríguez que se creen cuatro escuelas, una en cada feligresía, atendida cada una por un maestro y tres pasantes. Uno de estos maestros será el Director de la Escuela. Este Director estará a cargo de los asuntos administrativos y pedagógicos de las cuatro escuelas, con el fin de lograr en ellas “una perfecta uniformidad, privando las innovaciones arbitrarias, el partido y la discordia” (Rodríguez, 1794, p. 211 en la edición de la Colección de Libros Revista Bohemia). Esta idea de Rodríguez de dividir una Escuela en cuatro escuelas pequeñas (de una sola aula) distribuidas en diferentes partes de la ciudad es apoyada parcialmente por investigaciones recientes acerca de las ventajas de las escuelas pequeñas. Otra idea revolucionaria en esta propuesta tiene que ver con la organización de la labor docente. Los cuatro maestros y los doce auxiliares se reunirían el último día de todos los meses en la escuela principal bajo la coordinación del Director. En esa reunión mensual se discutirían asuntos relacionados con el funcionamiento de las escuelas y se acordarían los planes de acción para el mes siguiente. Se llevaría un libro de actas de estas reuniones, el cual se titularía “La Nueva Construcción, Régimen y Método de las Escuelas”, el mencionado libro serviría “para tener un principio seguro en qué fundarse, y una noticia ordenada de las materias que deban tratarse. Escribiéndose a continuación todos los descubrimientos, progresos y limitaciones que se vayan haciendo, vendrá a ser ésta con el tiempo una obra de mucha utilidad para las Escuelas; porque se tendrán a la vista desde sus principios, y se formará una colección de buenos discursos y noticias que ilustren a los que hayan de seguir en su gobierno” (Rodríguez, 1794, p. 212 en la edición de la Colección de Libros Revista Bohemia). Esta idea es realmente revolucionaria. La elaboración del conocimiento pedagógico se haría de manera sistemática y a partir del estudio y discusión de situaciones reales por parte de los mismos maestros. Este conocimiento y reporte de prácticas quedaría registrado por escrito para ser usado por los pasantes y futuros maestros. Las dos ideas esbozadas anteriormente son sumamente relevantes para la construcción de una pedagogía revolucionaria para nuestro tiempo. La primera nos llevaría a investigar acerca del tamaño de las escuelas, hay evidencias que indican que las escuelas pequeñas son más ventajosas en especial para los estudiantes de grupos tradicionalmente marginados que las escuelas grandes. Rodríguez además señala la ventaja de la cercanía de la escuela a la casa de los niños y niñas. Esta reflexión nos invita a repensar la propuesta actual de Escuela Bolivariana y de Liceo Bolivariano, en cuanto a su tamaño. Tal vez sea más conveniente pensar en la creación de una Escuela integrada por varias escuelas pequeñas al estilo propuesto por Rodríguez. La segunda nos da una excelente idea tanto para la formación de nuevos docentes en la práctica como para la sistematización del conocimiento pedagógico elaborado por los propios docentes a partir de su reflexión en y sobre la práctica pedagógica en la escuela.

¿Qué Se ha escrito sobre él?

Son muchas las cosas escritas de Simón Rodríguez ya que La historia de Venezuela en materia educativa, exige detenerse y reflexionar sobre el pensamiento pedagógico del Maestro Simón Rodríguez, en particular, el aporte de sus ideas educativas/ pedagógicas  en la concepción de la visión educativa de América y el mundo.

¿Cuáles ha sido sus planteamientos educativos?

Propone en sus obras que el Continente recién independizado es diferente a los otros pueblos y quiere que sus ideas sean “originales” y que no se imite sin más lo que otros hacen porque o inventamos o erramos. En América Latina no se puedan aplicar remedios copiados de otros países por muy desarrollados que sean porque terminan en un fracaso. El sujeto, el hombre americano es diferente a los demás y los remedios tienen que ser también diferentes. Ser original no significa, como algunos de sus biógrafos le han descrito, ser loco. Todo lo contrario. Ser original equivale a conocer la realidad objetiva en donde se vive y saber lo que se tiene que hacer en cada momento. Es más difícil ser original que copiar. Por eso no se entienden o no se quieren entender las ideas de Simón Rodríguez. Su idea principal, su verdadera preocupación era la de crear Repúblicas democráticas, idea compartida, al menos en teoría, por sus conciudadanos. Lo original era y aún es, el medio por el que deseaba llegar a este fin: la educación ciudadana. Esta educación debe comenzarse con los niños, de quienes se puede esperar todo. Es una educación popular que debe ser obligatoria y promovida por el gobierno que encontrará en ella el punto de apoyo para su propia consolidación. Es social porque tiene como fin, además de preparar a cada niño para la vida mediante el aprendizaje de un oficio, el hacerle conocer sus deberes y derechos como miembro de la sociedad para entre ayudarse y hacer más llevadera la vida. Educación que es diferente a la instrucción, porque mientras que ésta se queda en la razón de las cosas, en el estudio de los porqués, la educación busca cambiar la voluntad, la conducta, para hacer la vida más humana. Por eso afirma que educar es crear voluntades, pero voluntades para el bien, para el servicio a los demás. Si dentro de la educación propone la enseñanza de las Artes y Oficios –como carpintero, herrero, fabricación de vidrios, etc.– su fin es que al terminar la escuela tras cuatro a cinco años de permanencia en ella, sus egresados cuenten con un oficio concreto que les permita ganarse la vida y puedan tener acceso a la propiedad privada o particular, como él la llama. Propone también una educación para las niñas para que no se dediquen a la prostitución, entren desesperadas en un convento para asegurarse su futuro, para que no se casen sin vocación o para que no caigan, en última instancia, como sirvientes de los ricos y malgasten su vida inútilmente. Con estas ideas en mente, de hacer ciudadanos útiles y libres, propone que para gozar del derecho a la ciudadanía y, por consiguiente el derecho al voto en una democracia, que no solo sepan leer y escribir, sino que además muestren el conocimiento de sus deberes y derechos como ciudadanos. El financiamiento de la escuela se hará mediante la adquisición de fincas, haciendo que las herencias –a las que se opone por ser contrarias a la sociedad– se apliquen a la educación y no a los descendentes del difunto: propone también la creación de un módico impuesto educativo de un real, pagadero anualmente por todos los ciudadanos mayores (incluidos los curas y las monjas) de un año y hasta su muerte del que sólo pueden ser exceptuados los indios, dinero que será administrado por el cura del lugar que es quien llevaba el censo de sus habitantes y, como tercera alternativa, con el producto de las ventas de lo fabricado en las escuelas por los alumnos, a través de las Maestranzas. Insiste en que la escuela no puede ser gratis porque lo que se da sin esfuerzo no se aprecia y propone también que todos paguen lo mismo para evitar que se abran diferencias sociales entre quienes pagan más o menos. La educación para Rodríguez NO es gratuita. Sólo si la escuela tiene dinero suficiente para su funcionamiento puede funcionar bien. Para terminar con el bajo aprecio en que se tiene a los Maestros de Primeras Letras, además de proponer su formación académica, quiere que sean remunerados dignamente, acorde con la importancia de su trabajo. No olvidemos que Rodríguez quiere que los mejores Maestros se dediquen a la educación de los niños, porque de esta formación va a depender su conducta futura. Al llegar a la universidad, nos dice, los jóvenes ya están formados o deformados, según el caso, debido a lo que aprendieron en sus primeros años. Los Maestros de primeras letras enseñan durante toda la vida. Tiene una sólida formación católica y aunque no es practicante, como la mayor parte de los hombres de su época, cree que en las escuelas se tiene que enseñar obligatoriamente la religión. Se opone a la libertad de cultos en América porque sólo aportaría confusión y división entre los creyentes y, finalmente, muere como ha vivido, católicamente. Si El hombre es un ser social que vive para ser feliz, ayudando y ayudado por los demás. La maldad, el mal, es obra de la ignorancia en su doble vertiente: científica y social (como individuos y como miembros de la sociedad), Hay que educar, pues, en estas dos dimensiones. Con la ciencia se instruye y con la educación se edifican nuestras Repúblicas, nacidas de la guerra fratricida, durante la epopeya de la Independencia. Es, en fin, un filósofo-político o un político-filósofo como se prefiera, pero siempre educador. Si se preguntara cuál es su filosofía de la educación, habría que responder que la formación de ciudadanos libres, en Repúblicas igualmente libres y, por consiguiente, democráticas. Para lograr este fin, hay que educar al joven en lo personal y en lo social. La sociedad no es un ente abstracto, sino un conjunto de ciudadanos concretos y reales interaccionando entre sí. Esta es su filosofía. Todos para todos a fin de que cada uno se preocupe por el todo. Por eso señala claramente los deberes y los derechos de los gobernantes y de los gobernados, el papel del gobierno y de la oposición, defiende la libertad de prensa (no el libertinaje) y las elecciones periódicas para evitar el abuso del poder. Su pensamiento, elaborado en la primera mitad del siglo XIX, no está circunscrito a su vida. Sigue hoy tan vigente como lo fue ayer y lo será mañana.

¿Se ha originado el despertar de las ideas educativas/ pedagógicas de Simón Rodríguez?

El despertar del adormecido ideario Robinsoniano, es el despertar del sueño de muchos latinoamericanos conscientes de la pertinencia de un proyecto educativo construido del diagnóstico de una experiencia de la realidad social, histórica, política, natural y cultural  latinoamericana -aún sin superarla totalmente hoy día- precisamente, debido a que: El legado de Simón Rodríguez, no se perdió, sino quedo configurado como una deuda, como lo que se debió haber hecho pero no se hizo, como el proyecto que llevaría hacia la libertad, la verdad, la de los ricos y los pobres, haciéndolos iguales, el proyecto cuya potencia fue advertida casi exclusivamente por los poderosos, y por esta razón, arrinconado, combatido, acallado.”  Esa visión adelantada de proyecto emancipador, genero suspicacia y gano desacuerdos radicales, bloqueando de esta manera la materialización de estas ideas en el cambio y la transformación socioeducativa, política, en efecto, histórica. Ciertamente, uno de esos bloqueos se vislumbra por el tratamiento dado a la información sobre estas ideas, por ejemplo, durante más de cien años se ha escrito mucho sobre la vida y obra de Simón Rodríguez, pero la historiografía se encargó de convertirla en anécdota, como mito, como una leyenda, evitándose abordar su obra, para verla realmente tal como es. (Luque, Guillermo, 2001), impidiendo así, se asumieran fielmente los planteamientos de la educación popular y la escuela social, los pensamientos de libertad e igualdad constitutivos del paradigma político pedagógico construido del saber y sentir pedagógico necesario en Latinoamérica, consecuencia de ello, fue destinado a vagar espectralmente entre las posibilidades latinoamericanas de una educación popular, siempre latente.  En la actualidad emerge  en Venezuela el paradigma educativo fundamentado en las ideas educativas/ pedagógicas de  Simón Rodríguez, es decir, inspirado en su paradigma político pedagógico, el cual entre otros elementos interpretativos, parte de  la idea de ver a la educación como una potencialidad creadora capaz de revertir el orden establecido. Asegura que para tener República hay que comenzar por hacerlos republicanos, por formar pueblo, por crear una mentalidad, al formarlos como ciudadano que habitan un país en constante crecimiento a fin de que sean capaces de construir la  república, en y desde la escuela.

 ¿Es posible el materializar la función social de la educación desde el ideario Pedagógico Robinsoniano? 

Parafraseando, los argumentos sobre la concepción de la educación social planteada por el maestro Simón Rodríguez y plasmadas en sus obras, en las que despliega la visión/concepción de sus ideas educativas/pedagógicas consustanciadas con el saber democrático, determinante de libertad e igualdad, por tanto, es muy probable haya sido él quien habló por primera vez de la profunda vinculación existente entre la escuela y la sociedad, o lo que es igual, la escuela en función social. Destaca al referirse a la educación social, el saber del ciudadano sus obligaciones sociales es el primer deber de un republicano. Nada importa tanto como tener pueblo: formarlo debe ser la única ocupación de los que se apersonan por la causa social. El objeto de la instrucción es la sociabilidad, y el de la sociabilidad es hacer menos penosa la vida, así piensa en “Consejos de amigo…” Por tal razón al indagar sobre la conceptualización de  la Escuela Social, resulta reiterativo el enunciado por parte de Rodríguez de  cómo será y/o perfila el hombre americano del porvenir; la iniciativa de enseñar la doctrina democrática republicana; la coeducación y/o posibilidad de recibir educación ambos sexos. Además, el resultado de entrelazar de manera armónica/simultanea la docencia y el aprendizaje de oficios, este último lo establece como la forma de ayudar a la gente a mitigar sus dificultades y mejorar sus condiciones de vida. Esta originalidad de Rodríguez  resulta ser la escuela mixta, con su consecuencia: “la educación social”.  La intención no era llenar el país de artesanos rivales o miserables, sino instruir y acostumbrar al trabajo, para hacer hombres útiles, asignarles tierras y auxiliarlos en su establecimiento; era colonizar el país con sus propios habitantes. Se daba instrucción a las mujeres, para que no se prostituyesen por necesidad, ni hiciesen del matrimonio una especulación para asegurar la subsistencia. Los alumnos gozaban de libertad -ni los niños eran frailes, ni los viejos presidiarios-; el día lo pasaban ocupados y en la noche se retiraban a sus casas, excepto los que querían quedarse.































Referencias Bibliográficas







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